“Después de llevar a mi hijo al colegio me encierro en el estudio. No veo a nadie más hasta que todo ha concluido. Mi estado de ánimo, mi tensión o laxitud emocional marcará las pautas de lo que haga. Elaboro pequeñas esculturas insertando en masas de plastilina miniaturas de miembros humanos, representando a las personas con las que me he cruzado esa mañana y han dibujado el paisaje emocional en el que me encuentro. Elijo una de las piezas de X Numbers y la cuelgo. La altura a la que la cuelgue debe ser la idónea. ¡La tensión entre el mundo real y esos puñeteros híbridos vegetales de mi fantasía! Sitúo las esculturas en el suelo y escribo en torno a cada una de ellas algo que me haga recordar esos escasos contactos fugaces. Busco un encuadre para fotografiarme desnudo ante todo eso. Desnudado, repito una y otra vez una determinada acción. Una acción que me ayude a profundizar en esos instantes sociales. Una acción que me permita desarrollar mi ánimo, regresar del punto donde me llevaron. Quizás, una acción que simplemente me agote. Un temporizador conectado a la cámara fotográfica dispara a intervalos. Una sola imagen debe bastarme.”